Por ese palpitar late mi alma

Pablo Giori

Una escenografía especial introducía al espectador a una meditación anhelativa y especulativa sobre lo que sería la presentación de una de las bandas de mayor convocatoria hoy en día en nuestro país, La Renga.


La comuna de San Rock-e es una comuna de 1500 habitantes, configurada como una ciudad de paso entre grandes polos turísticos de Córdoba. Cuando José Palazzo se desvinculo de la organización del Cosquín Rock en la plaza Prospero Molina, tuvo la ingeniosa idea de convertirse en vecino de esta comuna. Todos hubiésemos comprado una casita, pero él no. Mas de 50.000 metros cuadrados listos para rockear, se comenzaban a llenar de escenarios y carpas el año pasado, cuando se estrenaba el nuevo predio. En un gran acierto, la producción y la Comuna se aliaron para poder traer desde el cielo, el paraíso rocker a las sierras (en el lugar más pintoresco del periplo del lago). Con un gran esfuerzo se cerró la edición 2005 y se esperaba mucho de la 2006.
Personalmente debo decir que mis expectativas fueron superadas, al ver como toda una comunidad se abocaba a la recepción de 80.000 jóvenes por más de 10 días, no es una tarea fácil, cuando el pulso tiembla el negocio se cae como un vaso al suelo. Obviamente cada vecino se llevó un pedazo de la torta turística (algunos con precios excesivos) pero otros con la mejor predisposición, lograron que nosotros y muchos otros jóvenes sintieran la experiencia de vivir el rock con un decorado natural distinto.
Lo que nos convoca en esta nota es contar, una de las propuestas distintas que tuvo este año el encuentro. La Renga no es una banda que toque en festivales, pero a toda costa se los quería tocando. Así fue como ambas organizaciones decidieron brindar un show rengo dentro del predio del Cosquín, el día sábado 21 de enero, cuatro días antes.
La tarde quemaba y la gente se exponía al sol sin remeras, con la voz destruida de tanto cantar y listos para recibir toda la potencia de las bandas que tocaron antes del show principal.
(Sin estar muy seguro del orden) La espera se acabó y el año que tuvo que esperar ese escenario para ser visitado nuevamente, parecía nada. La banda porteña Santa Esquina comenzó, los sonidos de los muchos cortes, melodías cortas y punteos de los religiosas cortaban todo lo que tocaban. En otro show muy intenso, tocaron muchos temas de su ultimo disco “La Resistencia de los sin fe”. Las relaciones personales los acercan a los rengos, pero no solo eso. La banda suena renga, metalera y sólida: una mezcla de sonidos más que diabólicos para conjugar en una potente agrupación. La comunicación se llevó por el lado musical, porque las palabras escaseaban, dejando la vía libre para las notas, lo importante en un show tan grande como este, donde suenan bandas y bandas y más bandas.
Luego siguió el sol golpeando y además, Santuca. Este power trío liderado por el guitarrista Miyo (sonidista de La Renga), suena un poco a divididos, pero con una esencia propia, un poco de sonido setentista y ya estaba todo listo. Un show muy prolijo de la banda que ya ha acompañado a los rengos en otros recitales como el que se realizo para los Carasucias con la Chilinga y Nativo el año pasado.
La banda nos hizo llegar un compilado llamado Rock Amigos, donde Santuca, Inconciente Colectivo y Va de suyo, muestran su material de manera independiente. Las tres bandas muestran una gran calidad, pero Santuca nos deleito con sus riffs de melodías pegadizas y punteos de largo alcance. Un disco de grandes amigos que además hacen buena música.
La tarde siguió cayendo en el horizonte, pero siguió subiendo en el escenario de la mano de Cielo Final (ver nota aparte) y de Q’Acelga?. Para destacar, esta banda de mujeres tuvo la cortesía de levantarse las remeras al grito de lucha: “Las cosas que hay que hacer para que muestren un poco de emoción”. Ademas de un poco de carne, mostraron su desempeño musical, dejando muy bien paradas a la agrupaciones femeninas.
Todas las bandas ya habían acompañado a la agrupación de mataderos en otros escenarios, no tan solo los une la música, ya que ellos son parte de la familia renga y sus relaciones son tanto musicales como laborales y de parentesco.
La última banda que se daba cita antes del show principal, eran los grandilocuentes mexicanos guiados por Alex Lora en voz. El Tri se vino desde México para presentar su disco número 40 “Más allá del bien y del mal” y nos brindaron un show más que recomendable. De la mano del cantante, el show se hace muy interesante y va pasando por puntos de identificación de diversa índole, tanto por sus palabras como por sus chistes y reflexiones. Un gran comunicador social, que pidiendo un minuto de desmadre para el difunto Pappo, logró hacer estallar a los 20.000 espectadores. Con una guitarra en forma de mano que escupía agua, conmovió con canciones como Triste Canción de amor (tema que la Renga y Molotov reversionaron), hizo bailar con Perro callejero y calentaron el show con Todo por el Rocanrol y Cuando tu no estas. Ya todo estaba dicho, y sobre gustos no hay nada escrito, se viene La Renga.