Cosquín Rengo

Victoria Garino

En lo que para muchos sería el comienzo de unas vacaciones a puro rock y montaña, el sábado 21 La Renga se presentó en el predio ubicado en la comuna de San Roque donde anualmente se realiza el Cosquín Rock. La convocatoria y el aguante del público, sumados a la expectativa por la primera presentación de El Tri en Córdoba, lograron que “los mismos de siempre” tuvieran su propio festival.

El recital empezó como estaba previsto a mitad de la tarde con bandas invitadas de Córdoba y Buenos Aires. Santa Esquina, Locura Extrema, Q´ Acelga?, los ascendentes Cielo Final y Santuca se encargaron de una previa donde sobró tanto el calor como las consiguientes bebidas para mitigarlo.


Los más chidos

El atardecer se reservó para la aparición del Tri, banda liderada por Alex Lora, siempre amparado por la virgen morena en su remera, y comandada por su “domadora”, Chela Lora, quien desde el año pasado también maneja el nuevo emprendimiento de la pareja: la nueva discográfica “Lora Records”, bajo la cual salió su último disco “Mas allá del bien y el mal”.

Los mexicanos desplegaron toda su energía y carisma durante una hora y media donde no faltaron los aplausos para “la tribu rocanrolera”, el recuerdo para las víctimas de Cromañon y una lista de temas más o menos conocidos como “Cuando tu no estás” y “Las piedras rodantes”; incluida una versión de “Hey Hey, My My”, cover con el cual La Renga introdujo a Neil Young en los oídos de sus seguidores. También sonó la infaltable “Triste canción de amor”, y aunque se olía en el aire que ese sería el momento de un cruce entre El Tri y La Renga, más de un fotógrafo se quedó sin el momento Kodak y el festival terminó sin que las voces de Lora y Napoli se confundieran en el cielo cordobés.

 

Bailando en una pata

Entrada la noche un río de gente todavía estaba ingresando al predio, que se veía intimidante desde el borde del escenario, con millones de cabezas llenando el piso inclinado hasta el horizonte. Si bien las fuentes oficiales indican que el show “fue presenciado por unas 18.000 personas”, todo parece indicar que contaron únicamente el pie que estaba apoyado en el piso mientras unas 35.000 personas bailaban en una pata al comenzar el set de La Renga.

La fiesta empezó con “A tu Lado”, justo cuando el nivel de ansiedad estaba a punto de estallar entre el público. Después siguieron “Detonador de sueños” y “Despedazado por mil partes”, acompañados por todo el campo con un pogo incansable y contundente que últimamente se esta volviendo incontrolable. “Tripa y corazón”, “En el baldío” y “Bien alto”, entre otros, terminaron de desquiciar a los presentes. A casi un año de la muerte del Carpo, Viva Pappo sonó como un himno entre las centenas de homenajes que se presienten para el próximo mes; Miyo, de Santuca, fue el guitarrista invitado y la figura del desaparecido prócer inundó la pantalla.

La ausencia de estrenos y algunos inconvenientes técnicos no alcanzaron para enfriar el clima que los de Mataderos saben generar. Es admirable que a casi tres años de editar “Detonador de sueños”, después de un año de silencio y espera respecto a la salida de su próximo disco y teniendo en cuenta la cantidad de presentaciones que han realizado desde entonces sin dar pistas en cuanto al material nuevo; cada fecha de La Renga resulta en una explosión de éxtasis y feedback, donde “los mismos de siempre” nunca fallan.

Fue un regocijo en el corazón rengo volver a ver un escenario enmarcado por banderas después de algunas presentaciones, como la del Pajas Blancas en junio, donde estuvieron injustificadamente ausentes. También sorprendió tímidamente una bengala a lo lejos, en un gesto que no fue ni aplaudido ni abucheado.

Pero la mayor de las sorpresas estuvo a cargo de la banda, que regaló una seguidilla de canciones altamente valoradas por su escasa presencia en la lista de temas; las viejitas más festejadas fueron “Psilocybe mexicana”, “Paja brava” y “Cortala y olvidala”. Por otro lado, de las más habituales que llenaron las casi tres horas de show sonaron: Voy a bailar a la nave del olvido, La balada del diablo y la muerte, Las cosas que hace, Hielasangre, Veneno, Panic Show, El revelde, Motoralmaisangre y El ojo del huracán.

Las pantallas gigantes dejaron de enfocar a los músicos en otros dos momentos esperables: Hielasangre y Hablando de la libertad. En el primer caso se mostró el aplaudido y chiflado video donde la policía montada camina para atrás; y en el segundo, el espacio se llenó de banderas, remeras, y caripelas que habían estado dando vueltas en la comuna esa misma tarde.

Y como todo lo bueno, en algún momento tenía que terminar, pero a estas alturas en la carrera del quinteto, tres horas no alcanzan para dejar satisfecha a una audiencia sedienta de rock. El cierre estuvo a cargo de “El final es en donde partí” y “Hablando de la libertad”, después de lo cual la marea bajó y cada cual emprendió la vuelta a su propia realidad.