EDITORIALISIMA

Estadio Club Atlético Huracán. 50 mil personas. La Renga y el sueño rockero de miles. Un show publicitado a través de miles de volantes ¿diez mil quizás? que anunciaban vía "telegrama" este recital. Más presente que nunca aquello de "Ustedes y Nosotros, nadie en el medio, toda la libertad es nuestra", que se pregonaba en un viejo precipicio.

Cuando ibamos llegando al estadio, ya el día y la gente nos hacían presagiar que sería una noche inolvidable, por todas las calles, todos venian al trotecito, así como a las 14, como a las 20, muy cerca de la hora de comienzo del show. Paramos a eso de las 20.30 a meternos en Av. Caseros y Jujuy, y al trote nos metimos, acceso de invitados, fuimos a la Platea Alcorta, y era emocionante, y asombroso la cantidad de gente. El estadio salvo por su distinguida torre, era un mar de gente y al medio, el escenario, resultaba pequeño, pero muy imponente.

El show tuvo todo tipo de climas, desde la euforia a la calma atenta a lo que sucedía en un show de puesta en escena "muy visual" en el escenario, claro y en las tribunas, en la que, más de una vez comenté: "Mirá lo que son las bengalas...". Y ahí te das cuenta, que este sentimiento representa una alegría inmesa de miles de pibes encuentran en el maldito rock, un escape a las piedras que nos pone en el camino la vida. Todos necesitamos olvidarnos del dolor. Por lo menos me pasa, y no dejo de agradecer esos momentos tan felices a La Renga y a mis amigos de ruta.

Gonzalo* / www.larengapage.com.ar